A finales del 2023 me propuse que en 2024 iba a cumplir metas que venía arrastrando por años, tristemente en ese momento no me di cuenta del error que estaba cometiendo.
El 2024 empezó muy arriba, con muchas ganas de crear, conectar y lograr cosas más grandes, y si, mis pies se movían rápido, pero mi mente no. Y como dicen por ahí: "del apuro solo queda el cansancio”.
La realidad es que cuando queremos desarrollar proyectos creativos, lograr “más cosas” y ultimadamente cumplir nuestros objetivos, no podemos concentrarnos únicamente en el destino final.
De qué sirve pasarnos el jueguito más rápido si mañana no tendremos nada que jugar?
Imagina por un segundo…
Viajar por el mundo con los ojos cerrados, solo pensando en -ESA- atracción turística en cada destino, sin detenerte a ver, oler y percibir todo lo que pasa a tu alrededor para realmente entender la esencia de cada lugar.
Ir a la universidad por 5 años pensando únicamente en lo que harás al salir con tu título en la mano, sin darte cuenta que lo especial son las experiencias que viviste y las conexiones que hiciste en ese proceso.
Que se te pase la vida esperando ‘el momento indicado’ para perseguir tus sueños, para crear contenido, para renunciar a tu trabajo, para escribirle a esa persona…
Es muy fácil enfocarnos en llegar al ‘destino final’ mientras vamos subiendo una colina empinada y nos duelen los pies, pero cuando finalmente llegamos, entendemos que la verdadera recompensa nunca estuvo allá arriba, sino en cada paso que dimos para llegar.
Ejemplo perfecto de la belleza del camino — Duración 1m30s.
La vida en sí es un camino, no un destino.
Cuando era pequeño le tenía mucho miedo a la muerte, y muchas veces las palabras de aliento de mi mamá u otras personas a mi alrededor eran “No tengas miedo, el cielo es un lugar bonito, ahí puedes vivir eternamente”, claramente no se daban cuenta que tengo tendencias agnósticas desde que tengo uso de razón, y que sus ‘palabras de aliento’ solo me generaban más terror.
Por un lado estaba la idea de que moría e iba al cielo, a vivir eternamente.
“Yo no sé si quiero vivir eternamente…” pensaba yo con 10 años. El hecho de vivir ‘por siempre’ me aterraba a un nivel que no podía (ni puedo) explicar.
La otra opción era sencillamente el limbo, esta idea de morir y no existir, que se apaguen todas las luces y deje de sonar toda la música
“Yo no sé si quiero… no existir?” también pensaba yo con 10 años… ¿Cómo va a ser?, ¿Voy a estar consciente?, ¿Solo me apago y ya?, ¿Qué significa realmente?
Este fue un trauma que me acompañó durante muchos años en mi etapa de crecimiento. Sin embargo poco a poco, con el pasar del tiempo, fui entendiendo cada vez más el significado de la vida, y la importancia de vivir en el presente, no en líneas temporales irrelevantes e inexistentes.
¿De qué sirve pensar en algo que desconozco?
¿De qué sirve entender algo que no quiero entender?
¿De qué sirve preocuparme por algo que no puedo controlar?
Fueron algunas de las preguntas que me hice en su momento y me ayudaron a superar estos pensamientos oscuros que venían como flashes a mi mente apenas apoyaba la cabeza en la almohada.
Y así fui creciendo, madurando y poco a poco entendiendo que, a pesar de haberlo superado en su momento, esta misma situación de -no poder controlar lo que va a pasar- también iba a ser un problema en el futuro.
Y aquí estoy, 20 años después, escribiendo esto.
Pero… Si la vida en sí es un camino, ¿Cuál de todas estas opciones es ese camino?
Es una pregunta que me hago ahora, con 30 años, donde cada una de las posibilidades en mi vida parecen apuntar a ser un resultado distinto.
¿Sabes a lo que me refiero?
¿Y si hago esto y pasa aquello?
¿Y si mejor me enfoco en este tipo de contenido?
¿Por qué no mejor salto a este otro nicho?
Quizás debería lanzar este producto primero que este otro…
Porque si… Cada una de las decisiones que tomas en tu vida pueden cambiar por completo el destino final.
Y justamente ese es el problema, verlo así.
Cuando pensamos únicamente en el destino final, estamos manchando por completo nuestra toma de decisiones en el día a día, y estas son las decisiones que más importan porque son las únicas que realmente viven en nuestro presente.
Y aquí vuelve esa pregunta que se hacía el Ángel de 10 años:
¿De qué sirve preocuparme por algo que no puedo controlar?
Esta es la razón por la que decidí que 2025 no va a ser el año en el que voy a cumplir esas “metas” que me impuse en el pasado.
2025 va a ser el año en el que construyo mi camino, piedrita a piedrita, baldosa a baldosa, con lagrimas y risas, con pasión y decepción.
Es el año en el que empiezo *o intento empezar* a disfrutar el proceso.
Al final del día, ‘lograr una meta’ o ‘llegar al destino final’ dura solo un par de segundos en tu realidad, pero el camino es la fundación en la que se desarrolla toda tu vida, recuerdos y alegría.
Este año no cometeré el mismo error del pasado.
¿Cuál es el siguiente paso?
Si te sentiste identificadx con algunas de mis palabras, te invito a acompañarme en este ejercicio de construir nuestro camino día a día, sin pensar en el mañana.
Disfrutemos cada uno de los pasos que damos en nuestra vida, no importa cuan cortos o largos sean.
Siempre recuerda que por muy importante que sea mirar hacia adelante, también es crucial fijarnos dónde estamos pisando. Hoy mas que nunca.
Escribir todo esto me recordó una serie que disfruté mucho y toca muy bien el tema de ‘la toma de decisiones’, recomendadísima:
Esta es la serie, si no te gusta te devuelvo tu dinero 🤠
Gracias por leer, nos vemos en la próxima meriendita❤️
Brutal! Dando siempre en el Clavo! y justamente en el momento más indicado! Así es.. a disfrutar el proceso
Este ultimo mes, mi vida se ha sentido un poco como el cuestionamiento de “¿será que las desiciones que estoy tomando me van a llevar por el camino que aspiro?” Ya que he estado “saliendo de mi zona de confort” por así decirlo (laboral y personalmente) Y no voy a mentir, si he llegado a sentir ese vértigo que te da la ansiedad, pero también me reconforta saber que mi yo del año pasado, a quien le daba miedo tomar estas desiciones, hoy estaría orgulloso, y el camino ha sido vertiginoso y con curvas extrañas, pero, así es el proceso… ¿no?
Genial el texto Ángel 🫰🏾